Friday, January 9, 2009

Alguien puede decirle que no grite por favor!

Antes de entrar de lleno tengo que aceptar que, definitivamente, no he podido estar a la altura de la cultura del blogeo, el anexar ideas en formato electrónico simplemente ha sido demasiado para mi. A pesar de ésto creo que todavía hay muchas experiencias de las que puedo hablar y es solo cuestión de hacerme el tiempo para escribir sobre ellas. Sin mas ni menos, comencemos...

Éstos primeros meses del año estoy asignado al servicio de urgencias en el hospital donde hago el año de internado, es por demás un servicio emocionante, demandante y que, en lo personal, me estimula a leer y aprender además de la inumerable cantidad de reflexiones que me genera.

Comenzaba un día normal en el servicio, temprano antes de las ocho de la mañana, el ajetreo de la visita matutina y evaluación de los pacientes a nuestro cargo, el estrés de los familiares deseando saber qué sucede con su familiar y demandando explicaciones inmediatas sin tomar en cuenta la cantidad de pacientes graves que se tienen que revisar, los monitores emitiendo ruidos constantes, el olor característico que no deja de ser agresivo no solo a los sentidos sino al psyque completo, el cambio de turno de las enfermeras comentando los pormenores del cuidado de los pacientes a lo largo de la noche y los pendientes para la mañana. En éste ambiente tenso, mientras avanzávamos evaluando enfermos, escuché un paciente que levantaba la voz de manera exagerada: anciano, unos 70 años aproximadamente, 1.80 metros, robusto, ojos claros, abiertos de par en par, con una expresión de angustia en su cara, buscando entender todo lo que pasaba frente a él. A medida que me iba acercando al lugar donde estaba los comentarios que hacía se volvían cada vez más estresantes, algunos doctores se dieron por vencido con él pues era obvio que no entendía sus instrucciones.
¿Podría alguien cayar a ese señor?! Pensaba dentro de mí, realmente sentía como el recipiente de mi paciencia estaba a punto de sobrepasar la línea de sobrecargado y comenzar a derramarse (lo cual no es buena idea pues pierdo los estribos). Me tocó pedirle, lento y mirándolo a la cara, que no se levantara de su silla, que en un momento más estaría con el para atenderlo, él insistía en que ya estaba bien y se quería ir pa´ su casa.
Finalmente una enfermera se acercó a él mientras éste comenzaba a caminar hacia el área de recepción para quejarse por enésima vez, entonces mencionó algo que me dejó helado...
"por favor ayúdeme!.. no oigo nada!"
Siempre es fácil clasificar a las personas en función de nuestra realidad y situaciones inmediatas, yo tenía un tajo grande de pacientes que revisar, además de un ambiente hostil de inicio en el que se trabaja, tenía derecho a estar estresado y demandar paciencia de parte de los pacientes a los que no había revisado por estar con los más graves. Una vez acercándome a él y diciéndole que se iba a quedar un rato más para observación y luego ser confirmado ésto por una enfermera él dijo que estaba bien, lo único que quería saber era qué iba a pasar con él.
"por favor ayúdeme! no oigo nada!" lo único que quiero saber es qué va a pasar conmigo, es lo que he estado tratando de pedirles, solo eso y entonces estaré tranquilo, no me dejen sin saber, por lo menos, lo que me va a pasar. No me interesa saber el tipo de tratamiento o lo que tengo, solo dígame si me quedo o no.
Qué facil es juzgar en base a nuestra propia realidad, que fácil es decidir pensando que todos percibimos igual, que fácil es actuar pensando que todos nos oyen tan claramente como nosotros los oímos a ellos, que fácil es demandar sin esforzarse por entender por lo menos un poco al que tenemos en frente, qué fácil perderse en la miriada de sentimientos y pensamientos nuestros pensando que es todo lo que importa.
"por favor ayúdeme!", por favor ayúdelo, por favor fórzate a salir de tí mismo y ten las agallas de verlo cara a cara y sobrearticular tus palabras para que entienda que esté tranquilo y se va a quedar unas horas mas, es todo lo que necesita, solo eso... desgraciadamente algunos ni eso estamos dispuestos a comprometer...

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